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Tú y tus circunstancias


¡Hola de nuevo opositoras!


El post de hoy lo escribo desde la nube en la que aún me encuentro después de saber que he aprobado las segundas oposiciones y que una vez más el esfuerzo ha merecido la pena. Cuando me baje de ella os contaré con todo detalle cómo he afrontado estas oposiciones y cómo me he organizado para poder superarlas en tan poco tiempo.


Pero hoy me gustaría hablaros de un tema que a menudo olvidamos los que tomamos la decisión de apartar todo lo que tenemos a nuestro alrededor durante una etapa de nuestra vida para dedicarlas al máximo en un objetivo final:

tus circunstancias


Si leéis esta publicación y ya sois opositores seguro que os sentís identificados en la mayoría de cosas que os cuente, si aún estáis en la etapa de decidir qué hacer con vuestras vidas, esto os puede ayudar a afrontar mejor los acontecimientos que están por venir.

Comienzo con el tema y os hablo, como siempre, desde mi experiencia personal. Cuando en septiembre de 2009, recién licenciada y con 23 años comencé a interesarme por la oposición al Cuerpo de Ayudantes de IIPP entraba un mundo desconocido y totalmente nuevo. La cosa iba de estudiar así que no me asustaba porque era lo que había hecho los últimos 18 años de mi vida. Esta idea de que todo será fácil cambia cuando tu alrededor empieza a tratarte de otra forma...

¿opositas?, entonces para que has estudiado una carrera. ¿opositas? piénsalo bien, la cosa está muy complicada. ¿opositas? tengo un amigo que lleva cinco años ¿opositas? yo no iría a esta academia ¿opositas? cambia de temario ¿opositas? y te vas de vacaciones ¿opositas? y estás en la playa ¿opositas? y qué vas a hacer si suspendes… Así un largo sinfín de preguntas que, intencionadamente o no, no hacen otra cosa que perjudicarte si te las hacen en momentos de bajón, dudas existenciales y miedos propios de saber que estás jugándotelo todo a una carta, invirtiendo mucho tiempo y esfuerzo en un objetivo final y en una carrera de fondo en el que la meta puede estar cerca o lejos en función de tu esfuerzo, tu nivel y tu estrategia de cara a los ejercicios finales de la oposición.

Como sabéis, en una oposición todo cuenta y todo influye.

Siempre es fácil opinar sobre lo que deben y cómo lo deben hacer los demás: cómo deben estudiar, cuanto tiempo, a qué ritmo, tantos temas por semanas, tantos bloques por mes, tantos test semanales… En muchas de esas opiniones habrá buena fe y ganas de ayudar, en otras habrá mucha envidia.


¿Qué hice para que estas opiniones no influyesen en mi propósito?

Conocer mis circunstancias para llegar a la siguiente conclusión: tenía 5 días completos de estudio y tendría que invertir un mínimo de 8 horas de estudio efectivo diario para llegar al examen con suficientes conocimientos. Tenía un día de academia con cuatro horas para absorber toda la información y plantear las miles de dudas que me surgían a la semana. No tenía responsabilidades más allá del estudio y todo mi alrededor creía en mí y me apoyaba.


Mis circunstancias eran totalmente favorables así que no tenía ningún motivo para no dar el 100% de mí.

¿Por qué es tan importante que conozcáis vuestro entorno y vuestras circunstancias?

Ser realistas de cara a una oposición y conocer cuáles son vuestros límites y el contexto en el que estaís es esencial epara que la planificación, los objetivos y los retos sean acordes a vuestro estado y no os planteéis metas difíciles de cumplir que sólo traigan frustración.

Os lanzo una pregunta: ¿Vale lo mismo la planificación del estudio para un opositor joven, que vive en casa de sus padres, acaba de terminar la carrera, no trabaja que la de un opositor con familia, hijos, trabajo y sin hábitos de estudio? ¿Valen los mismos consejos y las mismas metas?

Esto que os cuento no es motivo de excusa que podáis utilizar cuando no habéis invertido el tiempo que realmente deberíais haber invertido por decisiones voluntarias: pereza, desconcentración, vacaciones, fiestas….

Conocer tu ritmo de estudio es ser sincero contigo mismo y ser capaz de reconocer cuando lo estás haciendo bien y cuando no.


¿Cuál fue mi postura tras saber cuáles eran mis circunstancias?


Yo creí en mi capacidad, en mis conocimientos y en mi esfuerzo; y siempre intenté anteponer los pensamientos positivos a los negativos (que también los hubo).


Siempre he sido de la opinión de que, en cualquier ámbito de la vida, si realmente crees que lo estás haciendo bien, que estás dando lo mejor de ti, si estás concienciada de lo que estás haciendo y estás convencida de que ese es el camino que quieres, al final te te va bien, superas los obstáculos y lo consigues.


¡Hasta la próxima!


M.

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